Por Savka Burdiles, Asamblea Territorial de Lo Hermida
La recién nombrada jefa del Ministerio de la Mujer Macarena Santelices aseguró el jueves que “hay movimientos feministas que buscan el caos, la destrucción”. Al contrario de lo que dice la ministra, las mujeres pobladoras de Lo Hermida podemos asegurar que es el gobierno el que busca generar daño en nuestras poblaciones.
La crisis económica tiene cara de mujer. A casi tres meses de iniciada la alarma por coronavirus, podemos decir, con toda seguridad, que esta crisis la estamos pagando las mujeres trabajadoras. Lideramos las tristes cifras de bajos ingresos, de cesantía y de violencia intrafamiliar. El gobierno es responsable de la destrucción de nuestra vida, no los movimientos feministas.
Somos las mujeres pobladoras las que paramos la olla en la casa. Nosotras trabajamos por nuestras familias, madrugamos, somos explotadas en nuestras pegas, somos madres. Nuestras manos se han endurecido fregando el piso ajeno, limpiando lo que es de otros, atendiendo a los hijos de otras crecer perdiéndonos la infancia y el cuidado de los propios. Somos el sostén del crecimiento económico de las empresas que nos dejaron desempleadas.
Nuestras poblaciones están hacinadas. ¿Sabe la ministra lo difícil que puede llegar a ser sentirse mujer viviendo de allegada en la casa de su suegra? ¿Sabe Macarena Santelices lo que es una pieza transformada en comedor, dormitorio y sala de clases? ¿Ha intentado tener relaciones íntimas en una casa donde viven dos, tres o hasta cuatro familias? Y ahora, ¿sabe lo peligroso que puede llegar a ser intentar hacer una cuarentena con su agresor? Es difícil imaginarlo, pero es la realidad de millones de mujeres del pueblo. Estamos criando niños y niñas valientes, orgullosos del lugar donde están creciendo. Pero esto no quita el lamento de saber que muchos y muchas de nuestras niñas juegan entre cuatro paredes o entre las escaleras de los block, a la sombra del descuido y de las agresiones. En Lo Hermida nacen y crecen cuerpos marcados por la falta de oportunidades y los silencios cómplices de las autoridades.
Ni las mujeres trabajadoras con contrato ni las subcontratadas, las honorarios, las cóleras de la feria, ni las mujeres independientes de nuestras poblaciones, ninguna, ninguna mujer sobrevive una cuarentena con un bono de 65 mil pesos. Estamos pagando de nuestro sudor la crisis que está provocando el pésimo manejo del gobierno en esta epidemia de Covid-19. La crisis tiene cara de mujer y también tiene sus nombres. Cómo Loreto o Alicia, vecinas de Lo Hermida que han sido agredidas en el último tiempo por Carabineros. Nombres anónimos, como el de la funcionaria de la salud pública que fue atada y violada la semana pasada en pleno toque de queda. Hoy cientos de mujeres están siendo violentadas por la complicidad negligente o por la violencia directa del Estado. El gobierno es responsable y promotor de la doble opresión que vivimos por ser pobladoras y por ser mujeres; promotor de un modelo económico que nos quita los más básicos derechos como trabajadoras, de un sistema que nos expulsa de nuestras comunas hacia las periferias, de la profunda desigualdad en un país dividido entre una minoría privilegiada y un pueblo que se desangra trabajando.